A sus 24 años, Doménica Aguirre, es una joven graduada de la carrera de hospitalidad y hotelería y tiene una subespecialización en comunicación organizacional.
Esta quiteña ha decidido perseguir un sueño que la acompaña desde niña: ser Reina San Francisco de Quito. Inspirada por las elecciones de reinas desde 2007, Doménica no solo aspira a llevar la corona, sino también a impulsar un proyecto que deje huella.
Su iniciativa, titulada “Conectando Generaciones”, busca cerrar la brecha entre adultos mayores y jóvenes mediante talleres y programas que promuevan un intercambio cultural y de conocimientos.
La candidata analizó las pirámides poblacionales de Ecuador desde 1994 hasta 2024 e identificó un desafío importante: la población está envejeciendo, y con ello, se corre el riesgo de perder valiosas tradiciones y saberes.
Por lo tanto, su proyecto propone dos acciones principales. Primero, los talleres de narración digital, donde los adultos mayores compartirán sus historias y anécdotas sobre Quito. Estas memorias serán grabadas por jóvenes de universidades o colegios, creando un archivo digital que no solo preservará el legado cultural, sino que también podrá promover el turismo de manera innovadora.
Por otro lado, el programa de “mentorías cruzadas” establece un intercambio bidireccional: los adultos mayores enseñarán a los jóvenes habilidades tradicionales como gastronomía y artesanías, mientras que los jóvenes compartirán sus conocimientos tecnológicos, ayudando a los mayores a conectarse con el mundo digital.
“Es una forma de asegurarnos de que las tradiciones quiteñas no se pierdan y que los adultos mayores puedan se integren en nuestra sociedad actual”, explica Doménica con entusiasmo.
Doménica vive en Cumbayá, donde ha participado activamente en proyectos sociales, como en su iglesia local, ayudando a niños abandonados. Además, ha participado en el desfile de modas “Contrastes”, en dos ocasiones. Estos proyectos han fortalecido su deseo de contribuir al desarrollo de su comunidad.
Amante de los sabores tradicionales, no duda en destacar al locro quiteño, el hornado, las empanadas de morocho y la espumilla como sus platos favoritos.
Además, disfruta de los lugares icónicos de la ciudad, como la Basílica del Voto Nacional, donde le encanta subir a la cúpula para disfrutar de la vista. Cuando preguntamos a la candidata sobre alguna palabra quiteña, mencionó “arrarray”, una expresión muy quiteña que es bastante común.
Un mensaje de esperanza y unión
”Lo que más me emociona de este proyecto es la posibilidad de unir generaciones y rescatar lo mejor de nuestra cultura”, dice Doménica. “Quiero que los jóvenes y los adultos mayores trabajen juntos, aprendan unos de otros y que, como quiteños, sigamos construyendo una ciudad llena de historias y tradiciones vivas”.
Con su entusiasmo, creatividad y compromiso, Doménica Aguirre se perfila como una candidata que va más allá del título: una joven que busca conectar a las personas, preservar la memoria y transformar la manera en que Quito se cuenta a sí mismo.