“Que hablen mal, o bien, pero que hablen”, es lo que parecen al fin y al cabo, decir el combo de reguetoneros que compuso “” ‘+57′, justamente criticada por su apología a la explotación de menores (aunque ya cambiaron la letra). Porque al fin y al cabo, la polémica les ha servido para comprarse quizás otra mansión o isla privada y hacer oídos sordos hasta a las críticas del presidente si lo que importa es facturar.
Y de hecho, sí que lo están haciendo. En Spotify, debido a la polémica, la canción está en el número uno. No han importado pronunciamientos de todas las instancias sociales y en las redes: la canción sigue sonando. Y si bien se ha hablado de incluso capacitar a Karol G, Maluma, Feid, J Balvin, Ryan Castro y todos los demás desde el Congreso, pues los millones de reproducciones al menos no los dejarán pobres “”. Ni fracasados, como dicen por ahí.
Congreso propone capacitar a cantantes de +57 en prevención de v¡0l€nc¡4s tras polémica por la letra del sencillo.
El Congreso de la República ha reaccionado ante la controversia generada por la canción de reguetón +57, interpretada por artistas como Karol G, J Balvin, Maluma,… pic.twitter.com/dRYYwtiOY3
— Entérate Cali – Noticias Cali (@EnterateCali) November 12, 2024
Porque en Youtube, al menos, ya también lleva 23 millones de visualizaciones. Sea por morbo o por crítica o porque hay gente que sí defiende la canción, esta ha sido lo suficientemente redituable para que sus contradictores digan que es un “fracaso”. Y de hecho, la mayoría de comentarios en el video son bastante negativos, lo que paradójicamente le ha ayudado al tema a subir en interacciones.
Ahora bien, ¿qué ha pasado al respecto luego de que se cambió la letra?
Hay propuestas de ley: se pretende incluso, desde el Congreso de Risaralda, capacitar a los reguetoneros en cuanto a las infancias. E incluso se propone una ley para censurar letras que aludan a la explotación y abuso infantil.
Esto, como si en Colombia y en géneros como la música tropical o el vallenato, por ejemplo, no existieran alusiones al abuso de menores y a su sexualización. Entonces, para mucha gente, la solución tampoco va a la raíz: seguir permitiendo y normalizando la explotación de menores en ciudades tan turísticas sin ninguna regulación migratoria, y de autoridades locales, al menos.